

“Tenemos que apostar al desarrollo con calidad ambiental”


CONICET - Investigadores del CONICET realizaron un estudio y un ranking que evalúa cómo vivimos ambiental y socioeconómicamente. El factor ambiental es comúnmente enfocado como restricción o como un área meramente problemática. Sin embargo, para Guillermo Velázquez, investigador principal del CONICET en el Instituto de Geografía, Historia y Ciencias Sociales (IGEHCS, CONICET- UNICen) esta definición debe ampliarse: “El ambiente implica tanto dificultades como aspectos positivos, es decir las cosas que forman parte del entorno de base natural y también el entorno socialmente construido”.
Lucila Espósito
Velázquez, junto Juan Pablo Celemín y colaboradores del CONICET y universidades del país, publicó La calidad ambiental en la Argentina. Análisis regional y departamental (2013), libro que surgió como una ampliación de otro proyecto de investigación que desde hace quince años evalúa la calidad de vida en el país.
“La mayoría de los índices de calidad de vida con los que se trabaja comúnmente se basan en cuestiones socioeconómicas fundamentales como por ejemplo si un lugar tiene buen nivel de educación, salud y vivienda. Pero nosotros consideramos que las variables ambientales no pueden desecharse, porque uno puede tener buenos factores socioeconómicos pero si el entorno no es agradable o tiene problemas eso también afecta el bienestar de la gente”, explica el investigador.
El libro cuenta con un análisis de cuáles son los distintos factores y tipologías tenidas en cuenta, mapas por región que grafican las distintas situaciones ambientales y un ranking de los departamentos y ciudades según su Índice de Calidad Ambiental (ICA). De acuerdo a los autores del libro este índice pretende ser una síntesis, tanto de las posibilidades de esparcimiento cotidiano de la población, como de los problemas ambientales que se padecen.
“El departamento que encabeza el ranking de ICA es Junín, en San Luis, con 8,41 puntos. En cambio el departamento de Limay Mahuida, en la provincia de La Pampa, ocupa el último puesto en la posición 511 con un puntaje de 4,17”, comenta Velázquez.
El segundo puesto corresponde al departamento Manuel Belgrano, donde se encuentra la capital de Jujuy. En el puesto 40 se ubica Puerto Iguazú en Misiones, primer departamento de la región del Noreste argentino el ranking. Finalmente, el partido mejor posicionado de la región metropolitana de Buenos Aires es Tigre, que alcanza el puesto número 68, según detallan los investigadores en la publicación.
“Además de tener un interés académico, también creemos que este análisis tiene un elemento de diagnóstico regional importante para las gestión. Visibilizar ciertas situaciones, positivas y negativas, puede ayudar a mejorar las condiciones de vida de la población”, señala Velázquez.
Una relación de costo-beneficio
“Lo que quisimos medir fue la calidad ambiental en relación con el bienestar de la población, teniendo en cuenta el componente socioeconómico y el ambiental.
Como producto de esto ubicamos en una escala numérica de cero a diez, es decir el Índice de Calidad Ambiental, cómo vive la gente desde el pueblo más remoto de Jujuy hasta la base Marambio”, comenta Velázquez.
En total el Índice de Calidad Ambiental está compuesto por 23 variables, cada una analizada en relación con la población residente de cada localidad. Entre las variables de costo, es decir las relacionadas con problemas ambientales, el equipo de investigadores tomó factores como el uso de plaguicidas en agricultura, el nivel de contaminación, ruido y congestionamiento, el porcentaje de población residente en asentamientos precarios por departamento, la existencia de basurales y el disconfort climático – relacionado con las temperaturas ambientes de la localidad y el grado de aislamiento que tienen las viviendas.
Según Velázquez, también se tuvieron en cuenta localizaciones peligrosas, como una central nuclear, una represa, y localizaciones negativas, como una cárcel.
En cuanto a los atractivos, diferenciaron dos tipos: por un lado los de base natural, como playas, balnearios, termas, espejos y cuerpos de agua, zonas donde se puedan practicar deportes invernales, parques y espacios verdes. Por el otro los atractivos socialmente construidos, más abundantes en las grandes ciudades, y que abarcan cuestiones de estética y patrimonio urbano, centros culturales, centros comerciales y de esparcimiento y centros deportivos.
Del balance entre problemas y atractivos desde el punto de vista ambiental surge que un lugar tenga mejor o peor puntuación. Así las poblaciones que tienen prácticamente ausencia de problemas ambientales pero casi ningún atractivo, no tienen el mejor puntaje. Como explica el geógrafo la mera ausencia de problemas no garantiza calidad ambiental.
Los extremos
En los primeros lugares del ranking publicado se ubican las ciudades intermedias como Merlo en San Luis, Bariloche, Ushuaia, Jujuy capital, Luján de Cuyo en Mendoza, Yerbabuena en Tucumán. “Son las que cuentan con recursos recreativos de base natural y una apropiada infraestructura asociada a los socialmente construidos. Al mismo tiempo su escala urbana no acarrea problemas ambientales significativos”, comenta Velázquez.
En el otro extremo de la clasificación se encuentran los lugares donde la calidad ambiental determinada es la más baja. Según Velázquez existen al menos tres casos bien diferenciados: el oeste de La Pampa; el oeste de Chaco y de Formosa, y el límite con Salta; y algunos partidos de la provincia de Buenos Aires.
En el primer caso, la principal fuente de restricciones a la calidad ambiental es la aridez agravada por la apropiación de aguas que se hace desde la provincia de Mendoza. “Como el río Atuel ya no llega al oeste pampeano, lugares que antes tenían agua ahora no la poseen y la aridez preexistente se incrementa. Además es un lugar donde los recursos recreativos son escasos, que expulsan población y que prácticamente no tienen juventud”, explica el investigador.
La situación del oeste de Chaco y de Formosa, y el este de Salta, es distinta en tanto las principales restricciones ambientales están relacionadas con grandes sequías, aislamiento entre localidades y una problemática puntualizada en la propiedad de las tierras.
Algo muy distinto es lo que sucede en algunos partidos de la provincia de Buenos Aires. Allí las restricciones residen en la falta o dificultad de acceso a los recursos de esparcimiento y recreación socialmente construidos. “Buenos Aires se destaca por tener gran parte de esos recursos, sin embargo su distribución es inequitativa y se concentra más en la Ciudad Autónoma o en el norte del Conurbano”, sintetiza Velázquez.

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